viernes, 20 de marzo de 2009

Antonio Dorta Martín fue el segundo alcalde de Tacoronte

UNA CALLE PARA ANTONIO DORTA


LA celebración de un acontecimiento como el V Centenario de Tacoronte debe contemplar iniciativas que dejen huella en la sociedad isleña. Por ejemplo, valorando a personas que, con su quehacer, han enriquecido la historia de un pueblo, como es el caso de Antonio Dorta Martín.


EL DIA está de acuerdo y hace suya también la petición que ha hecho recientemente el afamado cirujano Ernesto Castro Fariñas al alcalde de Tacoronte, Hermógenes Pérez Acosta, y que en el pasado también la formuló la prestigiosa profesora María Rosa Alonso, con motivo de la muerte de ese ilustre personaje en 1983.


Antonio Dorta Martín fue el segundo alcalde de Tacoronte durante la República, y su carácter lo marcaron la entrega al estudio, la tolerancia y el diálogo, lo que motivó que fuera muy apreciado y gozara de la amistad de muchos ciudadanos. La gran importancia de Antonio Dorta, como afirma el doctor Castro Fariñas, se centra en que esté considerado como uno de los mejores traductores del inglés de la posguerra. «Su aportación - añade - a la recuperación de la cultura española de entonces no tiene precio: los libros más actuales de entonces habían sido publicados, los más nuevos en 1937».


Por su parte, el profesor Bernd Dietz, ahora en la Universidad de Córdoba y antes catedrático de Filología Inglesa en la Universidad de La Laguna, considera que «sus aportaciones son de singular originalidad e importancia, pues produjo versiones de grandes autores británicos, poco o nada conocidos en España, que se caracterizan por su alta calidad».


Durante la Guerra Civil fue secretario de Redacción de «Abc», cuyo director era otro tacorontero destacado como Elfidio Alonso Rodríguez. Terminada la guerra, Dorta se recluyó voluntariamente y evitó así su más que probable detención. Para poder vivir se dedicó a las traducciones del inglés y, años más tarde, ganó una plaza de traductor de la FAO, en Roma, donde vivió mucho tiempo. Allí alcanzó una alta posición en la mencionada organización internacional.


Castro Fariñas está seguro que muchos serían los intelectuales que apoyarían la distinción propuesta para un hombre que dejó un recuerdo imborrable de admiración en personas de la categoría de Rafael Alberti, a quien conoció.


Mención aparte merece el hecho de que Antonio Dorta fue el segundo alcalde de Tacoronte durante la República. Su aportación, además, a la cultura y su dilatada trayectoria profesional son motivos más que suficientes para que la Corporación tacorontera inicie el expediente y honre su memoria dedicándole una calle. Así ennoblecería a su pueblo natal y contribuiría a que futuras generaciones no olviden nunca que son las personas las que, aunque lejos de su lugar de nacimiento, dan prestigio a un territorio y lo elevan, como en este caso, a altas cotas en el contexto nacional e internacional.

No hay comentarios:

Publicar un comentario